Cuando un adolescente con parálisis cerebral se hace mayor tiene los mismos sueños y aspiraciones que cualquier otro joven de su misma edad: esforzarse por vivir de manera independiente en la comunidad, solo o con otros, tener relaciones románticas y experiencias sexuales, disfrutar de salidas sociales, incluso casarse y, por qué no, tener hijos.
La transición al estilo de vida de niño con parálisis cerebral a persona adulta puede ser algo compleja. Debe haber un cambio gradual de las responsabilidades de los padres, para que el adolescente pueda desarrollar la capacidad de autogestión y resolución de problemas.
¿Por dónde empezar?
Empezaremos por respetar su personalidad, gustos y preferencias. Esto ayudará a que tomen sus propias decisiones. Hacerles responsables de su propia vida y de su salud. Que, por ejemplo y en la medida de lo posible, vayan a las visitas médicas solos. Así se establecerán vínculos de confianza fuera del entorno familiar, donde el adolescente podrá expresar sus dudas y preocupaciones cuando lo necesite.
Escucharles atentamente, tener en cuenta su opinión, facilitarles el entorno y flexibilizar nuestras mentes, hará que se sientan aceptados y parte de la comunidad.
Contar con los profesionales de la salud (neuropediatras, fisioterapeutas, logopedas, enfermeras, médicos rehabilitadores,...), nos proporcionará la información necesaria para la toma de decisiones.