Irene Sofia Machado Casas. Neuropediatría. HU San Cecilio. Granada.
La Parálisis Cerebral Infantil es la enfermedad neurológica más frecuente en la infancia y una de las principales causas de discapacidad infantil.
Se define como un grupo de trastornos permanentes (pero no invariables, ya que sus síntomas cambian conforme el niño va madurando) del movimiento y de la postura, que causan limitaciones en la actividad diaria del niño, causados por noxas o alteraciones (no progresivas) que ocurren durante el desarrollo de un cerebro inmaduro.
Estos trastornos motores suelen estar acompañados por alteraciones en la percepción, cognición, comunicación, conducta, epilepsia y por problemas músculo esqueléticos secundarios, que conllevan la necesidad de un seguimiento multidisciplinar.
¿Cómo se diagnostica la parálisis cerebral en bebés?
El diagnóstico se basa en criterios clínicos, junto con la existencia de posibles causas etiológicas que justifican la lesión y la presencia, en la mayoría de los casos, de una prueba de imagen alterada.
Existen varios tipos de PCI en función de las formas de presentación de los
pacientes.
Según la síntomas que presenta el niño existen tres grandes
síndromes:
PCI Espástica:
La más frecuente, su signo predominante es la
espasticidad distal (mayor dificultad para flexionar de forma pasiva los
miembros inferiores y superiores, sobre todo al inicio del movimiento).
Según la distribución de la
afectación, puede ser :
- Diplejía espástica: es la más frecuente de las PCI, que aparece típicamente en
recién nacidos prematuros con la afectación de ambas extremidades
inferiores. Se asocia con frecuencia a problemas visuales (estrabismo),
epilepsia y su afectación cognitiva suele ser leve. El 85% adquieren la marcha.
- Hemipléjica: con afectación de un hemicuerpo (miembro superior e
inferior de un mismo lado). Puede llevar a deterioro intelectual, epilepsia
(40%), trastornos visuales, problemas cognitivo-conductuales (dificultades de aprendizaje,
TDAH…). La mayoría consiguen deambular antes de los 3 años de edad.
- Tetraparesia espástica: Presenta afectación motora generalizada de miembros
superiores e inferiores y, la mayoría, asocia una afectación cognitiva
importante, con un desarrollo pobre del lenguaje, discapacidad visual, epilepsia y
dificultad para alimentarse.
- Triparesia espástica: afectación de tres miembros (en realidad sería
una tetraparesia espástica, en la que uno de los miembros superiores es muy funcional).
- Monoparesia: afectación de un solo miembro (es muy poco frecuente).
PCI atetóide (también llamada PCI discinética):
Supone un 10-15% de los casos. Suele haber una
alteración del tono, con dificultad para el mantenimiento de la postura
asociada a presencia de movimientos involuntarios y abigarrados, que afecta con
frecuencia a la motricidad de la cara (lo que implica dificultad en el
lenguaje) y los dedos. Se producen posturas anómalas y raras
por la contracción involuntaria y mantenida de la musculatura. Es frecuente el
babeo continuo, no suele haber retraso cognitivo o, si lo hay, es leve y la epilepsia es rara
(<25%).
PCI atáxica:
Las menos frecuentes. Se presentan inicialmente
como debilidad sobre todo en el tronco, retraso psicomotor, pérdida de equilibrio,
marcha inestable, alteración de la coordinación y del control fino de los
movimientos. La ataxia suele mejorar con el tiempo y la marcha suele adquirirse de
forma tardía.
Formas mixtas:
Son una combinación de las formas
anteriores. Son muy frecuentes en la práctica clínica (PC espástica con distonía,
PC discinética con ataxia... etc).
Según el nivel funcional
:
Existen diferentes escalas funcionales que nos
permiten valorar las limitaciones del niño, la calidad de vida y sus dificultades. La más
utilizada es la Gross Motor Function Classification System (GMFCS), que da
información sobre la motricidad gruesa y el cumplimiento de actividades diarias
como la marcha. Junto con esta se suelen usar otras como la Manual Ability Calssification System
(MACS) para evaluar la actividad motora fina y la Communication Function Classification Systems
(CFCS) para la evaluación de la comunicación.
¿Cuáles son las causas y factores de riesgo de la PCI?
La PCI es el resultado de diferentes eventos que
pueden suceder durante el periodo prenatal, perinatal o postnatal. En muchas ocasiones no
se puede distinguir una única causa, sino que sobre el mismo niño han ocurrido varias de ellas.
(tabla 1).
A pesar de las mejoras conseguidas en la
atención sanitaria durante el embarazo y el parto, la prematuridad y el peso extremadamente bajo
al nacer siguen siendo una de la causa más frecuente en el mundo desarrollado debido al aumento
de la supervivencia de estos niños. A pesar de todo, aproximadamente el 60% de los
pacientes con Parálisis Cerebral nacen a término o casi a término, y su etiología es secundaria
a asfixia perinatal, malformaciones cerebrales, tumores, traumatismos….etc.
FACTORES PRENATALES (70%) |
FACTORES
FETALES |
FACTORES
PERINATALES (15%) |
FACTORES POSTNATALES (5%) |
factores maternos:
Enfermedades autoinmunes
HTA materna
infección intrauterina
Sustancias tóxicas
Alteraciones en la coagulación…. Alteraciones de la
placenta:
Trombosis placentaria
Infección
Desprendimiento de la placenta... |
Gestación múltiple
Retraso del crecimiento intrauterino
Polihidramnios
Hidrops fetalis
Malformaciones
Infecciones congénitas… |
Prematuridad
Bajo peso
Infección sistémica
Infección SNC
Hipoglucemia mantenida
Hiperbilirrubinemia
Encefalopatía hipóxico-isquémica
Traumatismo
Cirugía cardiaca
ECMO
Ictus perinatal |
Infecciones del SNC
Traumatismos craneales
Casi ahogamiento
Ictus
Estatus convulsivo… |
¿Cuándo debo sospechar que mi bebé tiene PCI?
En general los signos de alarma suelen
estar asociados con la presencia de trastornos del tono motor y postural
(incapacidad para sujetar la cabeza o sentarse por sí solo, puño cerrado de forma persistente…)
junto con trastornos conductuales (irritabilidad excesiva, poca atención
visual…) y retraso de los hitos madurativos. Otros síntomas de alarma que
pueden pasar más desapercibidos son la presencia de movimientos asimétricos de
las extremidades en los primeros meses, tendencia a cruzar las piernas cuando se le coge en
brazos…
Como ya hemos dicho la adquisición de
habilidades del niño es progresiva, de ahí que los signos de alarma pueden aparecer
en diferentes momentos de su estadio de neurodesarrollo. En caso de presentar estos signos de
alarma debe consultarse con un especialista para su valoración.
Signos de alarma por edad:
Recién nacido - 1 mes de vida |
Perímetro craneal menor o mayor de 3DS
Dificultad para mantener la cabeza en la línea media
Postura con arqueamiento continuo del tronco (opistótonos)
No fija la mirada a la cara
Trastornos en la succión
Actitud asimétrica |
3 meses |
Incapacidad para controlar la cabeza
Ausencia de seguimiento de la mirada
Persistencia de hipertonía marcada
(opistótonos)
Cierre permanente de manos o pulgar incluido en la palma de la mano
Irritabilidad permanente
Persistencia del reflejo de la marcha autónoma |
6 meses |
Alteración en la motilidad (movimientos escasos, pobres, asimétricos)
Espasticidad de los miembros: tendencia a mantener posturas en hiperextensión,
pie en punta (equinismo) o entrecruzamiento (tijera) de forma espontánea o al
poner al niño de pie
Presencia de reflejos arcaicos (sinergia de Moro) |
A cualquier edad |
Posturas anormales o asimétricas
Tono aumentado o muy disminuido
Movimientos pobres, escasos y asimétricos
Presencia de reflejos anormales
Movimientos involuntarios y abigarrados
Retraso del desarrollo psicomotor |